Filtro de protección: la barrera de acceso contra la suciedad

Un filtro de protección es una parte indispensable de una instalación de agua potable higiénica. Su función es eliminar las partículas de óxido, suciedad y arena del agua potable.

Por un lado, estas partículas pueden provocar la corrosión de las tuberías y los dispositivos. El resultado son superficies rugosas que pueden ser colonizadas más fácilmente por los microorganismos. Por otro lado, los microorganismos pueden adherirse a las propias partículas de suciedad. El filtro es, por tanto, una importante barrera de entrada. Aunque no pueda detener a los microorganismos en sí, les priva de nutrientes orgánicos y de superficies de colonización.

Un filtro de agua potable protege contra:

Requerido según la norma DIN.

La norma DIN 1988-200 es la más importante en materia de filtros de protección. El punto 12.4 (Filtros mecánicos) estipula que debe instalarse un filtro mecánico. La instalación debe realizarse antes del primer llenado de la instalación de agua potable e inmediatamente después del contador de agua. En España, por ejemplo, según el R.D. 865 de 2003 de prevención y control de la legionelosis así como el Código Técnico de la Edificación, es obligatoria la instalación de un filtro protector autolimpiable con malla de acero inoxidable en el punto de entrada de los edificios y de los sistemas de agua sanitaria tanto caliente como fría.

Si se instalan filtros de protección del agua potable, a menudo no se someten a un lavado a contracorriente conforme a la normativa. O, si son filtros reemplazables, el elemento filtrante suele cambiarse con poca frecuencia. Muchos propietarios perderían la sed y el apetito si echaran un vistazo a su filtro sucio.

Para evitar problemas de higiene, los filtros de protección deben ser inspeccionados y mantenidos regularmente.

¿Cuándo fue la última vez que revisó su filtro de protección del agua potable?

Un filtro de protección antihigiénico / sin mantenimiento conduce a:

¿Sabía que...?

La norma DIN EN 806-5 regula la frecuencia de inspección y mantenimiento según el Anexo A, Tabla A 1: un intervalo de 6 meses para los filtros lavables a contracorriente y no lavables a contracorriente con un tamaño de malla de 80 µm a 150 µm. Dependiendo de la carga de partículas en el agua potable, por ejemplo, el aumento de la entrada de suciedad debido a la rotura de las tuberías de agua o las nuevas instalaciones en la zona de suministro, los intervalos también se pueden acortar.

Los filtros anticuados e higiénicamente cuestionables deben ser definitivamente reemplazados por completo. Para no tener que interrumpir el suministro de agua durante los trabajos de mantenimiento, tiene sentido instalar filtros lavables a contracorriente o sistemas paralelos de funcionamiento simultáneo. Las líneas de derivación no están permitidas debido al estancamiento.

¿Por qué tenemos tanta experiencia en el campo de los filtros de protección?
Nosotros lo inventamos.

Los filtros eliminan las partículas de suciedad del agua y evitan la corrosión y el deterioro de los accesorios. Los llamados filtros protectores de lavado a contracorriente le facilitan especialmente las cosas: no tiene que sustituir laboriosamente el elemento filtrante cuando está sucio. Además, usted no entra en contacto con las partes del filtro protector que entran en contacto con el agua durante el retrolavado, lo que elimina el riesgo higiénico que puede existir al cambiar el filtro. En su lugar, el inserto del filtro se limpia simplemente con agua limpia, lo que ahorra tiempo y, a la larga, mucho dinero. Este principio también es una invención de JUDO.

Limpieza del filtro: Punto a punto.

Porque incluso la mejor idea puede mejorarse, hemos desarrollado el sistema de "rotación de puntos" para el retrolavado. Aquí, el tamiz se limpia punto a punto con agua filtrada mediante tres boquillas de aspiración giratorias. El suministro de agua no se interrumpe durante el proceso de retrolavado.